martes, 15 de noviembre de 2011

El año de... David Ferrer

¿Cómo clasificaría usted a David Ferrer? ¿La cola incansable del big four o la cabeza destacada del resto? Seguramente sea imposible colocarlo en un estante determinado, ni tampoco nos hace falta. En un circuito monopolizado por cuatro nombres, Ferru es el aire fresco del batallador incansable.
Hablar de David es apoyar la espalda contra el respaldo y sonreír de felicidad recordando lo mucho que nos hace disfrutar partido tras partido. Un reflejo del Rafa mortal, una bestia del trabajo capaz de brillar en cualquier superficie.

Este año le han sobrado semanas para estar con los ocho mejores. Con todo derecho, Ferrer se ha plantado en Londres con la autoridad de los mejores. Estamos hablando del mejor año de su carrera, palabras mayores para un tenista que no deja de buscar su hueco en la Historia.

La temporada, y una parte importante de su trayectoria profesional, ha venido marcada por Rafa. Aunque grandes amigos, lo cierto es que el balear ha resultado para David una mosca cojonera de categoría especial (con todo cariño). Este año ha conseguido frenar la furia del mallorquín en pista rápida, alcanzando semifinales de Australia y final en Shanghái tras sendas victorias ante el número dos del mundo.

En ambos casos Murray le impidió dar un paso al frente. De todas formas, donde su palmarés hubiera engordado considerablemente sin la sombra de Rafa es sobre arcilla. En Montecarlo y Barcelona (una vez más Barcelona...), Ferru pisó final sin ceder set alguno en el torneo. De poco valió ante el mejor jugador que ha existido sobre tierra batida

Pero David sigue derrochando energía sin pausa. Nadie en todo el ranking ATP se merece más un Masters 1000 que el de Xábia. Mientras esto no ocurre, las alegrías se las han llevado dos los triunfos en Auckland (250) y Acapulco (500) y, muy especialmente, la Copa Davis.

Imposible olvidar la ENORME eliminatoria de David en Austin. En el más difícil todavía, Ferrer se sacó la espina de Mar de Plata para llevar en volandas a España hacia semifinales. Ahora mira a Sevilla de reojo, mientras defiende su derecho a discutir la supremacía de los de siempre en un torneo que ya le ha visto jugar una final (2007). Imposible profetizar rendimiento, pero si la sorpresa salta en el O2, seguro que Ferru está sobre la pista.


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