Merecedor de ser calificado como "héroe" de la jornada, Fernando Verdasco se ganó un plaza en segunda ronda de Wimbledon tras sufrir lo indecible y voltear el partido ante Radek Stepanek, mientras David Ferrer jugaba casi a su antojo contra Benoit Paire y Nicolás Almagro se sumaba a los supervivientes españoles.
Muy dulce supo la victoria a Verdasco, vigésimo primer cabeza de serie en el torneo, que se repuso de dos sets en contra y salió de las peores adversidades, salvando incluso una bola de partido el día en que también debutaron Roger Federer y Novak Djokovic, por supuesto, con victoria.
El madrileño se negaba a irse tan temprano, como le ocurrió el año pasado en este mismo torneo al cruzarse con Fabio Fognini.
La prueba de esta vez no era menos difícil, pues Stepanek venía de ganarle un set al mismísimo Rafa Nadal en Queen's, donde también Verdasco se puso a tono sobre la superficie verde.
Si bien él mismo reconoció que fue una "forma especial" de conseguir esa victoria (2-6, 4-6, 6-3, 7-6 (6) y 9-7), número 300 de su carrera, también afirmó que siempre prefiere "ganar un partido en tres sets" e irse a casa descansado.
En la siguiente prueba de fuego lo espera Robin Haase, que eliminó a Pere Riba, uno de los cuatro españoles que se despidieron hoy del torneo junto a Albert Montañés, Rubén Ramírez Hidalgo y Arantxa Parra. Ya el lunes abandonaron el cuadro Pablo Andújar y Marcel Granollers.
El que sí se lució desde el primer minuto fue David Ferrer, decidido a ser firme, luchador y equilibrado en la cancha. Lo demostró con un rápido triunfo (6-4, 6-4 y 6-4) ante el francés Benoit Paire. Sólo necesitó una hora y cincuenta y cinco minutos de duelo, en los que se ganó al público con su garra.
Ferrer, que en 2010 avanzó hasta la cuarta ronda de esta competición, jugará el jueves contra el estadounidense Ryan Harrison, que se impuso este martes al croata Ivan Dodig.
El jugador de Jávea (Alicante) llegó con los ánimos muy altos al partido, según confesó a Efe tras completar su entrenamiento de esta mañana en las pistas colindantes al All England Club, pero no quiso pecar de excesiva seguridad y realizó estos días una intensa preparación de cara a un partido que consideraba "bastante duro".
Igual que Verdasco, Nicolás Almagro arrancó con el pie izquierdo. Le valió un sólo set y un desempate para despertar a tiempo y apretar para no tener que ir hasta la quinta manga. Le hicieron falta cuatro para remontar (6-7(5), 6-3, 6-4 y 6-4) ante el finés Jarkko Nieminen, pero no más de en dos horas y veintitrés minutos.
Lo más tentador y divertido de su clasificación es su cruce en la segunda ronda con el estadounidense John Isner, que volvió a vencer a su eterno adversario de Wimbledon, el francés Nicolas Mahut, en bastantes menos horas que el año pasado y sin marcar ningún récord.
Mahut e Isner, protagonistas en la anterior edición de Wimbledon del partido más largo de la historia -resuelto en once horas y cinco minutos- fueron lo más atractivo de una jornada en la que los grandes favoritos cumplieron con su papel.
Djokovic, segundo cabeza de serie, venció a Jeremy Chardy por 6-4, 6-1 y 6-1 en una hora y veinte minutos, Federer, tercer favorito, derrocó al kazajo Mikhail Kukushkin por 6-7 (2), 4-6 y 2-6 y Robin Soderling, aunque no sin dificultades, se quitó de encima al alemán Philipp Petzschner por 6-4, 6-4, 2-6 y 7-6(5), para verse con el suizo el jueves.
De nuevo entre la escuadra española, destacó la figura del albaceteño Guillermo García-López, número 41 del mundo, al que no le gusta conocer su próximo adversario nada más terminar un partido.
Beneficiado por la retirada de su rival, el kazajo Andrey Golubev, por algunas molestias físicas, García-López quiso saborear el pase al segundo escalón de Wimbledon sin que nadie le revelara.
Los menos afortunados de la jornada resultaron los catalanes Albert Montañés y Pere Riba, así como el alicantino Rubén Ramírez Hildalgo, que cayeron ante Andreas Seppi (por 6-4, 6-4 y 7-5), Robin Haase (por 6-4, 6-4 y 6-4) y Rik De Voest (6-2, 6-3 y 6-2), respectivamente.